Recuerdos compartidos
Cuando he llegado del trabajo mi vecina, una mujer mayor que ronda los 90 años, me ha parado en la puerta de casa y me ha dicho que me tenía que contar una cosa. Ella estaba sentada como todas las tardes en la puerta de su casa, rodeada de sillas en las que más tarde se sentarán las otras vecinas, con las que estará varías horas hablando y riendo. Mi vecina me ha dicho que había encontrado los cuadernos de poesía que escribía cuando era joven y que sabía que a mí me gustaba leer y escribir y que cuando quisiera me los dejaría. Me ha contado que a ella también le gustaba escribir cuando era más joven pero que seguramente sus escritos estarían llenos de faltas de ortografía porque a ella nunca le habían enseñado ni a leer ni a escribir pero las ganas que ella tenía de aprender habían podido con ello y había aprendido por su cuenta. Me ha dicho que aun hoy en día sigue escribiendo y pasando poesía a mano de unos cuadernos a otros, que le apasiona. Dice que le han dicho si es que ahora a