Huir
Veo como cae el sol por la ventanilla del copiloto y casi no puedo reprimir las ganas de llegar a un sitio que nunca creí que llamaría casa. No es hogar, son conceptos diferentes, pero sí me siento lo bastante segura para decir que me siento en casa. El sol se esconde y parece que yo también.
Siento que me escondo, que huyo de la realidad, de las cosas a las que me tengo que enfrentar y al mismo tiempo también siento que es lo que tengo que hacer para que mi mente se quede en blanco y descanse. Es un sentimiento egoísta pero estar mirando siempre por los demás agota. Así que necesito irme.
No sé dónde. No sé en qué momento del camino me pararé, miraré atrás y sentiré que todo está curado, o por lo menos que he aprendido a ver las cosas de otra manera, a que dejen de afectarme tanto, a dejar de escuchar gritos y palabras sórdidas. Quizás es mañana, dentro de un mes, dos años. O fue ayer y aun no me he dado cuenta.
Y no sé si al sitio al que me apetece ir existe en realidad. Puede que sea un rincocito en la montaña, una calle abarrotada de Alicante en hora punta, o la tranquilidad de mi habitación por la noche cuando todo está en silencio. Quizás el lugar es cerrar los ojos y no fruncir el ceño por los pensamientos que me vienen a la mente, buscar un lugar en blanco sobre el que escribir de nuevo o un espejo sobre el que reflejarme y decirme a mi misma "basta".
Ni siquiera contemplo ir a ese lugar con alguien. No siento que nadie me pueda ayudar por mucho que hable o intente exteriorizar el llanto. Aunque sí me calman algunas personas. Me calman miradas, brazos y besos. Aunque puede que lo que antes me calmaba ahora me atormenta porque ya no lo encuentro de las personas que espero. Y es otro sentimiento que se me clava cada vez que intento dar un paso al frente. Siento muchas veces que cuando de verdad tengo que hablar algo invisible me calla. Lo que llevo dentro ni siquiera sé lo que significa. O sí lo sé pero me da miedo afrontarlo.
Echo de menos sensaciones y personas y la mayor parte del tiempo solo sé culparme de cosas que la mayoría de las veces se escapan de mis manos y todo se vuelve un continuo oleaje en mi mente.
Me veo sola en un lugar tranquilo, donde respirar y no sentir que lo que entra en mi cuerpo es humo que al mismo tiempo me nubla la vista y los sentidos.
Soy egoísta.
Pero hasta que no me vaya, yo no volveré.
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