Cansancio

Últimamente pienso mucho en cómo actúa la gente. 
En cómo las personas van y vienen de tu vida, saliendo y entrando como les da la gana sin importar cómo dejan el desorden que tú misma tienes dentro. Muchas veces me reprocho a mi misma "Tendrías que ser más egoísta con todos y con todo" y por mucho que lo intentas siempre piensas más en contentar a todo el mundo antes que a ti misma cuando ese es el principal error, dejarte perder a ti en lugar de a los demás.
Pienso mucho en lo sencillo que sería todo si todos actuasen bien, aunque el significado de bien tenga distintas acepciones según quién o qué lo maneje. Quizás nos metemos en cuestiones filosóficas pensando en si el hombre es bueno por naturaleza o no, en el concepto del bien, pero es en lo que pienso muchas veces en las últimas semanas, en por qué la gente no puede ser buena, buena en el sentido de hacer para si misma sin hacer daño a los demás. Supongo que la sociedad no funciona así, se crea trepando unos sobre otros y se reduce incluso a las funciones de la vida cotidiana, no solamente en lo laboral o en lo público.
Pienso en que la gente es egoísta, que es lo que me exijo más a mi misma para estar bien, pero también le pido a ellos que lo sean menos. Entonces, ¿Qué coherencia tiene mi demanda? Quizás se trate de buscar un equilibrio entre el egoísmo de unos y de otros. Quizás es lo que me produce el cansancio físico y mental que acarreo estas semanas. 
Pienso mucho en la sencillez y la tranquilidad de un lugar, de unos brazos o de una voz, que no encuentro en ningún sitio. Siento cómo la presión en la sien cada vez es más grande y por momentos me descubro a mi misma paseando por el pasillo de casa de un lado a otro sin destino fijo porque no encuentro un sitio en el que pararme, ya no a pensar o reflexionar, sino a pararme y ser. No sé si eso será ansiedad. O el sentimiento de no encontrarse a uno mismo ni entenderse. Aunque no creo que sea a mi misma a quien no entienda porque siento que esa fase de comprenderse y hacer las paces con uno mismo ya la crucé hace tiempo. Siento que a quien no entiendo es a la gente y eso me hace preguntarme si el problema lo tengo yo o lo tienen ellos, porque no puede ser que que sienta a tanta gente en contra de una sola persona.  Pero al igual que yo puedo reconocer mis errores no siento que ellos lo hagan, y solo veo que los gritos, las decepciones, los silencios, los insultos, los reproches, los soplidos, las malas caras y todo lo demás sigue. Y esas palabras y sensaciones solo crean ruido en mi mente. 
En los peores momentos en los que mi mente grita tanto que no entiendo nada, solamente consigo entrever entre tantas palabras de odio y dolor los sentimientos de necesidad de calma y tranquilidad pero no sé cómo llegar a ellos. Muchas veces me descubro pensando en la sencillez y la calma de estar sola en una playa desierta, con un mar en calma y la mente en blanco y tener la seguridad de flotar sabiendo que la corriente no te va a arrastrar. Pero solo son pensamientos recurrentes, nada es real estas últimas semanas. 
Intento buscar diferentes opciones para intentar conseguir lo que desde el interior de mi garganta no puedo gritar y la más sencilla que veo es cambiar de modo y contentar a los demás con tal de no escucharles quejándose, no verles las malas caras ni las muecas, aun cuando sé que esa opción me hace daño.
Pienso mucho en la sencillez cuando miro al mar de mi mente y veo las olas rompiendo contra la orilla. Veo a todos dentro de ese mar tormentoso y a mi misma en una barquita intentando remar hacia ellos. Pero la corriente no me deja. Y entonces parece que el sentimiento de tranquilidad es inalcanzable.
Qué cansada de remar a contracorriente. 
Qué sencilla sería la vida entonces si remara en la dirección correcta. 

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