Intercambios

   Queridos lectores, antes de ayer llegué de Francia y he de decir que cada vez que piso ese país me enamoro más. Francia tiene su encanto por todos lados. Olvidad la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo y París en sí; Francia es más. No he pisado nunca la capital del hexágono, pero basta con adentrarse en los pueblecitos de montaña, las iglesias románicas y góticas que te encuentras por los caminos, las bastidas medievales que se conservan, pasear por al lado de los grandes ríos, y perderse en las extensas masas verdes formadas por centenares de árboles. Ya veis, tan diferente a lo que nos pintan... El país de 'la vie en rose' tiene más colores.

  He ido de viaje, sí, pero de una manera especial: he ido de intercambio, por segundo año consecutivo. Participar en un intercambio es, sin lugar a duda, una experiencia única: tu corresponsal viene a tu casa y aprende las costumbres de tu país y después vas tú a su casa y aprendes las costumbres de su país a la par que aprendes cómo es el día a día de una cultura diferente. Porque, aunque Francia esté separada de la Península por los Pirineos y guardemos algunas semejanzas, hay ciertas diferencias (como los horarios, las comidas, las fiestas, las celebraciones, etc.) Montar el intercambio  lleva un gran trabajo detrás y gracias a la dedicación de mi profesor de francés y los demás profesores se hace posible desde hace 36 años. Son conscientesde los beneficios que obtenemos pero quizás no se den cuenta del todo de la gran experiencia y oportunidad que nos brindan, pues no es solo un viaje más; nos hace crecer como personas, nos hace abrirnos hacia los demás, nos hace conocer un idioma desde dentro, nos soltamos poco a poco sin miedo.

Pujols

Lauzerte

   Este año hemos visitado lugares maravillosos como Rocamadour, Lauzertes y Pujols, pueblos medievales bien conservados en los que se podría rodar perfectamente un capítulo de Juego de Tronos como tantas veces hemos dicho. El único aspecto negativo de estos lugares es que, quizás, pierden cierto encanto porque están muy explotados turísticamente hablando, pero siempre guardan ese toque mágico que los hace verdaderamente especiales, y que hace que te traslades al medievo de forma indirecta. De todos estos lugares guardo buenos recuerdos, no olvidando las temperaturas sofocantes que nos acompañaron, pero de Lauzerte siempre guardaré un recuerdo especial, pues, además de ser  nuestra última excursión, fue allí donde recibí mis resultados de selectividad y el pueblecito se tiñó de alegría durante unos instantes.

Frescos en el Ayto de Toulouse

Plaza del Capitolio, Toulouse

  También nos hemos atrevido a acercarnos a grandes urbes como Toulouse, la ciudad rosa, porque destaca el tono del ladrillo empleado en los edificios, o cité de l'espace, pues es sede de una importante industria aeronáutica pero nosotros fuimos al corazón de esta ciudad, al centro, atreviéndonos a callejear con 43º y pisando lugares tan emblemáticos como la Plaza del Capitolio (en la que se estaba levantando el escenario de la Fête de la musique que tuvo lugar esa misma semana), el Ayuntamiento, las iglesias, la Catedral, que albergan frescos, pinturas, esculturas, que son una delicia para aquellos que tenemos ciertas nociones básicas sobre Historia del Arte. Javi, Isa y yo hemos perdido la cuenta de cuantas veces hemos analizado una iglesia, hemos descrito una pintura o hemos opinado sobre el tipo de técnica utilizada en cierta escultura. Aunque el arte no se oculta en el interior; esta ciudad es un museo en sí.

Tumba de Antonio Machado

Calle F.G.Lorca

  Algo que me llamó la atención fue que en Villeneuve-sur-Lot hay una avenida que se llama 'Rue Federico García Lorca' y bajo la placa que marca la calle hay una pequeña descripción en la que explica que Lorca fue un poeta republicano muerto durante la guerra civil española y en Collioure, ciudad donde pasó Antonio Machado sus últimos días de vida tras exiliarse de España, hay una calle con su nombre y el poeta español está enterrado en el cementerio de la ciudad al que fuimos para visitar su tumba. Creo que fue un momento muy emotivo cuando todos rodeamos su tumba, en la que había flores, banderas republicanas, mensajes, poemas de los cuales tuve el placer de leer uno de ellos bajo la atenta mirada de la muchedumbre. Bonito gesto de Francia hacia nuestros españoles exiliados (sobre los exiliados republicanos de la guerra civil haré una entrada próximamente, porque es un tema muuuy interesante).

  De estos diez días me llevo las risas, las horas interminables de autobús (sí, fuimos en autobús desde Alicante hasta Aquitania. 16 horitas...), los bichos que me encontré (porque estábamos en medio del campo), las largas caminatas recorriendo pueblos bajo el sol, todo lo que he aprendido, el recuerdo del gato negro de mi corresponsal, el crêpe que me comí en el mercado de Monsempron, los moretones que me salieron después de tirarme por la tirolina en 'Happy Forest', el agua fría del lago de Montaigu en el que me bañé la mañana del domingo, el menú kebab a 13 euros, los 'Judit, hazme una trenza' mientras íbamos en el bus, los monos cogiendo las palomitas en La Fôret des Singes, las horas muertas en la plaza del pueblo, los jardines del ayuntamiento de Fumel, las pinturas del ayuntamiento de Toulouse, y las personas que tuve la suerte de conocer y de las que me hice muy amiga, algunas de ellas inolvidables y que merecen especial mención porque pasé esos diez días a su lado: Elena G, Yanira, Joana, Isabel, Pablo, Javier, Elena E, Alejandro, Judit, Carmen, Victoria, Julián. Chic@s, sin vosotros no hubiese sido lo mismo.

  Finalizo este tipo de crónica diciendo que si tenéis la oportunidad de hacer un intercambio, HACEDLO, es una experiencia totalmente única y no es solo un intercambio cultural, surgen a la vez intercambios de amistades, de opiniones, de palabras y sonrisas.