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Mostrando entradas de abril, 2020

Intermitente

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Mi estado de ánimo es como el tiempo. Unos días hace mucho sol y otros salen nubes y llueve intensamente. Unos días me pican los rayos de sol en la frente y en la comisura de los labios y río a carcajadas y otros días no puedo ver de las gotas que empañan los cristales de la ventana y de mis ojos. Ya ves, unos días dolor y otros gloria. Unos estoy y otros no. Mis días preferidos son los de otoño cuando se va el calor sofocante y el viento tímido me acaricia lentamente el rostro. Hoy es un día intermitente. Ha llovido esta mañana y ahora hace sol. Aun quedan nubes y no sé si se irán o se quedarán más tiempo. Igual esta noche vuelve a llover. Quién sabe. Hay días con tormentas entre ceja y ceja, huracanes en mi mirada y remolinos en la lengua. Y es entonces cuando la tormenta pasa a la garganta y hace que te ahogues y no pase el aire. No pasa. No pasa. Hay un tapón que han formado las nubes, las palabras, los recuerdos y las personas. Y antes de ahogarme las lágrimas se precipita

El mar en mi terraza

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Hoy he subido a la terraza a despejarme. Las cuatro paredes de mi casa y de mi mente se estaban empezando a cerrar y cada vez se hacían más y más pequeñas. Hoy hacía un buen día. Hacía sol, un sol radiante que casi se burlaba de mí viéndome desde lo alto encerrada en mi pequeño caos desde un hace un mes. He subido con los auriculares y un libro y me he sentado en la hamaca de la playa. Eran las tres y media de la tarde y el sol, como siempre, estaba en lo más alto. Quería leer pero se me cerraban los ojos. Parecía que el sol me invitaba a dejar el libro de lado y perderme en mi mente una vez más pero eso era justo lo que yo no quería. Al final me ha vencido y mientras dejaba que el libro reposara sobre mis piernas los rayos de sol me acariciaban la cara lentamente y hacían caer mis párpados. Por un momento he sido feliz en todo el día, he notado cómo si alguien especial me abrazara. Un calor sofocante en mis mejillas. Tenía calor pero era un calor agradable, un calor que se

Cosas insignificantes

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Echo de menos las pequeñas cosas, esas cosas insignificantes que te tienen que quitar para saber apreciarlas como se merecen de verdad. Está siendo raro este momento de mi vida y sé que no soy la única que a veces se mira en el espejo y ve desesperación e incomprensión en los ojos.Y tampoco soy la única que estos últimos días se para demasiado a hablar con su yo interior. Y me he dado cuenta de que, yo por lo menos, no me soporto. A veces pienso que  me voy a volver loca, que de la cuarentena saldré directa para ir al psicólogo porque me quedo callada y pienso; pienso y me quedo callada. Y todo se vuelve un círculo vicioso del que no salgo. Otra rutina. Aunque me gustaba más la de antes, aquella en la que disfrutaba de las cosas insginificantes que no sabía que me hacían tan feliz. Me gustaría decir que estoy aprovechando este momento para reflexionar pero no lo estoy haciendo. Me distraigo con los trabajos y tareas de la universidad y cuando me encuentro sola no reflexiono por