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Mostrando entradas de 2020

Recursos bibliográficos y audiovisuales del periodo II República-Guerra Civil- Franquismo

MONOGRAFÍAS BERLÍN, Fernando (2006). Héroes de los dos bandos . 251 pp. ISBN: 84-8460-520-5 JACKSON, Gabriel (1965). La República española y la Guerra Civil . Barcelona: Booket. 606 pp. ISBN: 9788408055006 LOROUSSO, Isabella (2018). Mujeres en lucha . Altamarea. 246 pp. ISBN 978-84-9483-358-8 MAGNUS ENZENSBERGER, Hans (1972). El corto verano de la anarquía: Vida y muerte de Durruti . Barcelona: Anagrama. 276 págs. ISBN 978-84-339-6706-0 ORWELL, George (1938). Homenaje a Cataluña . Barcelona: Debolsillo. 271 pp. ISBN: 978-84-9989-087-6 PRESTON, Paul (1986). La guerra civil española . Barcelona: Debolsillo. 399 pp. ISBN: 978-84-663-3948-3 CÓMICS PRESTON, Paul (escritor). GARCÍA, José Pablo (dibujante). (2002). La guerra civil española . Debate Historia. ISBN: 978-84-9992-603-2 NOVELAS BASADAS EN ESTE PERIODO BAREA, Arturo. (1941-1946). La forja de un rebelde (trilogía). Debolsillo. ISBN: 978-84-9793-993-5 DELIBES, Miguel (1981). Los santos inocentes .  CHACÓN, Dulce (2002). La voz dormi
Dice la gente que uno tiene que irse lejos para encontrarse. Yo me fui hace un tiempo y me encontré. Me di cuenta que yo ya era la persona que creía que debía dejar atrás.  Antes de irme me costaba encontrar las cosas bonitas de un lugar pequeño porque me habían enseñado que lo bueno no estaba ahí. Las oportunidades estaban fuera. Pero lo único que encontré era frío y un vacío enorme en el pecho que no entendía. Y tuve que irme para darme cuenta de lo feliz que me hacía la tranquilidad y la sencillez de un campo silencioso al atardecer. Cuando estuve fuera, cuando estuve lejos, eché de menos la brisa del mar que no me había gustado nunca. Eché de menos personas, sensaciones y colores. El azul, el verde, el marrón. La ciudad me parecía un sitio gris, con mucho ruido, casi sin aire porque sentía que me ahogaba.  Lejos me encontré pero yo me sentía fuera de lugar. Entendí el significado de lo que era la palabra hogar y no son cuatro paredes de ladrillo. Aprendí que son unos brazos

Aguas en calma

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  Hace unos días la hermana de Ana publicó una foto en un rincón de las Lagunas al que le tengo especial cariño. Me puse nerviosa al ver que había podido entrar porque la última vez que intenté entrar a ese rinconcito la valla estaba cerrada. Incluso habían cerrado el trozo de alambrada por el que solía colarme. Me llevé una decepción bastante grande la última vez que llegué y vi que me habían quitado el lugar al que ir y sentirme tranquila. Le pregunté a Ana si se podía pasar por ahí como antes y me dijo que el trozo de alambrada volvía a estar abierto. Desde entonces siento unas ganas terribles de ir a ese sitio y sentarme en la roca que hay en el primer saliente a mano derecha. Sentarme ahí y simplemente dejar que pase el tiempo mientras el viento me acaria el rostro y dejo que me cierre los ojos. A ese sitio se puede acceder desde mi pueblo, andando entre los huertos por caminos de tierra medio asfaltados o sin asfaltar. Hace mucho tiempo que no cojo ese camino sola, porque una vez

Abuelo

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Hace un año que te fuiste y a día de hoy sigo pensando que cualquier día que vaya a tu casa vas a estar en el sofá sentado, con tu bastón al lado, y que cuando me veas entrar te vas a poner contento y me preguntarás que si he venido de Granada a pasar el finde aunque hace un par de años que ya no vivo allí. Sigo pensándolo porque se me hace muy duro pensar que te has ido para siempre. Con 20 años nunca me había enfrentado a la muerte de una persona tan cercana y nadie te dice lo que tienes que hacer. Recuerdo que me sorprendió no llorar. A penas lloré un par de veces cuando por dentro sentía que me estaba ahogando con todas mis emociones y pensé que estaba mal no llorar pero durante este primer año sin ti he aprendido que no he llorado todo lo que tenía que llorarte porque no he asumido tu partida y de veces en cuando se me escapa alguna lágrima cuando veo algo que me recuerda a ti. Supongo que cada uno maneja el dolor de la mejor forma que puede y yo aun sigo llevándolo dentro. Quedar

Hoy me perdería

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Hoy me perdería en ti Apoyaría la cabeza en tu hombro y lloraría esperando ahogarme con mis lágrimas aun sabiendo que terminarías salvándome Hoy me perdería en ti y en todas partes Me metería en cualquier torbellino con tal de que me llevase lejos de todo y de todo Lejos de la sensación de manos atadas, de garganta seca, de ojos húmedos, de lengua ardiente Ojalá me engulleran las olas de mal como cuando de pequeña te metes y la marea te engulle sin  tú quererlo, que te agobia, te asfixia, te nubla la mente, te deja sin respirar. Hoy me perdería en ti En todos Pero me siento más lejos que nunca de todo sentimiento cálido humano. Nada me transmite confianza en este mundo si tras la máscara, la apariencia, la sonrisa falsa, la mirada se le queda clava en la nada esperando respuestas, preguntándose qué ha hecho mal. Y yo siento como si me hubiesen arrancado la lengua y ojalá lo hubieran hecho porque así tendría excusa para no hablar nunca más y dejar de sentir la sensación de

Intermitente

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Mi estado de ánimo es como el tiempo. Unos días hace mucho sol y otros salen nubes y llueve intensamente. Unos días me pican los rayos de sol en la frente y en la comisura de los labios y río a carcajadas y otros días no puedo ver de las gotas que empañan los cristales de la ventana y de mis ojos. Ya ves, unos días dolor y otros gloria. Unos estoy y otros no. Mis días preferidos son los de otoño cuando se va el calor sofocante y el viento tímido me acaricia lentamente el rostro. Hoy es un día intermitente. Ha llovido esta mañana y ahora hace sol. Aun quedan nubes y no sé si se irán o se quedarán más tiempo. Igual esta noche vuelve a llover. Quién sabe. Hay días con tormentas entre ceja y ceja, huracanes en mi mirada y remolinos en la lengua. Y es entonces cuando la tormenta pasa a la garganta y hace que te ahogues y no pase el aire. No pasa. No pasa. Hay un tapón que han formado las nubes, las palabras, los recuerdos y las personas. Y antes de ahogarme las lágrimas se precipita

El mar en mi terraza

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Hoy he subido a la terraza a despejarme. Las cuatro paredes de mi casa y de mi mente se estaban empezando a cerrar y cada vez se hacían más y más pequeñas. Hoy hacía un buen día. Hacía sol, un sol radiante que casi se burlaba de mí viéndome desde lo alto encerrada en mi pequeño caos desde un hace un mes. He subido con los auriculares y un libro y me he sentado en la hamaca de la playa. Eran las tres y media de la tarde y el sol, como siempre, estaba en lo más alto. Quería leer pero se me cerraban los ojos. Parecía que el sol me invitaba a dejar el libro de lado y perderme en mi mente una vez más pero eso era justo lo que yo no quería. Al final me ha vencido y mientras dejaba que el libro reposara sobre mis piernas los rayos de sol me acariciaban la cara lentamente y hacían caer mis párpados. Por un momento he sido feliz en todo el día, he notado cómo si alguien especial me abrazara. Un calor sofocante en mis mejillas. Tenía calor pero era un calor agradable, un calor que se

Cosas insignificantes

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Echo de menos las pequeñas cosas, esas cosas insignificantes que te tienen que quitar para saber apreciarlas como se merecen de verdad. Está siendo raro este momento de mi vida y sé que no soy la única que a veces se mira en el espejo y ve desesperación e incomprensión en los ojos.Y tampoco soy la única que estos últimos días se para demasiado a hablar con su yo interior. Y me he dado cuenta de que, yo por lo menos, no me soporto. A veces pienso que  me voy a volver loca, que de la cuarentena saldré directa para ir al psicólogo porque me quedo callada y pienso; pienso y me quedo callada. Y todo se vuelve un círculo vicioso del que no salgo. Otra rutina. Aunque me gustaba más la de antes, aquella en la que disfrutaba de las cosas insginificantes que no sabía que me hacían tan feliz. Me gustaría decir que estoy aprovechando este momento para reflexionar pero no lo estoy haciendo. Me distraigo con los trabajos y tareas de la universidad y cuando me encuentro sola no reflexiono por

¡Otra película de la guerra civil!

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Mientras dure la guerra de Alejandro Amenábar (2019)     El pasado fin de semana tuvo lugar la gala de los premios Goya y las redes sociales se llenaron de mensajes y opiniones sobre cine, política e historia. Mientras dure la guerra y La Trinchera infinita fueron algunas de las películas más galardonadas y estos filmes, como muchos comentaron casi a modo de queja, eran otra vez películas sobre la guerra civil española.      Desgraciadamente, no es ni la primera vez, ni será la última, que he leído o escuchado algo así y es algo que a mi modo de ver me choca mucho. No veo a la gente poner el grito en el cielo por la cantidad de producciones sobre la Segunda Guerra Mundial que vemos cada año en el cine anglosajón de la misma manera que sí lo veo con las películas de la guerra civil.     "Otra película de la guerra civil"¿Acaso los cineastas españoles son poco originales y recurren al tema más usado cuando se quedan sin ideas? A mi modo de parecer todo esto responde a