Pájaro con alas rotas
Me gusta comparar a los bailarines con pájaros, no sé, tengo esa manía. Siempre será así; bailar para mí es volar. Bailar para mí es sentirme libre. Cruzar el cielo azul a la misma vez que vas de un lado a otro en el escenario, sin rumbo fijo, solo porque sí. Bailar por bailar. Batir las alas, subir más alto, saltar, hacer un grand jeté en el aire y tocar el sol pero sin llegar a quemarte, llegar a la cima sintiendo cada paso, cada músculo de tu cuerpo.
Una forma de expresión como quien esculpe, pinta, compone, escribe; Diferentes maneras de decir al mundo que existes, de gritar que estas vivo, de perderte en ti mismo y al mismo tiempo sacarlo todo fuera. La electricidad te recorre el cuerpo de norte a sur y de este a oeste, de pies a cabeza y de derecha a izquierda. Electricidad, sí, que te llena el cuerpo de chispas que te hacen olvidar el dolor de los pies, el cansancio de las piernas y el aleteo de los brazos. Y te dejas llevar y volar y llevar y volar...
Aun sin ser el pájaro más destacado de la bandada, aun sin saber volar como los mayores, te duele si te quitan el privilegio de seguir elevándote. Te rompen las alas, te quitan los sueños, te alejan del cielo. Y tú los intentas seguir aunque no puedes, dando saltitos desde la tierra, tocándola con la punta de los dedos e intentando reducir el espacio que te separa de aquellos que vuelan libres sobre ti. Pero no puedes. Esa etapa de ti terminó y se ha de intentar vivir en la realidad vendándote las alas, tapándote los ojos. No es más que la vida misma, el sino, las casualidades, quienes te hacen vivir a ras del suelo, quienes te alejan del firmamento.
Pero a pesar de ser un pájaro con las alas rotas, nadie te podrá quitar esas ganas de emprender el vuelo.
Hacer un poema
sin rima ni verso
Escribir sin guiones
Bailar sin coreografía
sin reglas, sin modelos.
Abrir las alas, caer
y levantarte de nuevo
porque no te duele
Si me prohiben bailar, les prohibiré prohibir
Una forma de expresión como quien esculpe, pinta, compone, escribe; Diferentes maneras de decir al mundo que existes, de gritar que estas vivo, de perderte en ti mismo y al mismo tiempo sacarlo todo fuera. La electricidad te recorre el cuerpo de norte a sur y de este a oeste, de pies a cabeza y de derecha a izquierda. Electricidad, sí, que te llena el cuerpo de chispas que te hacen olvidar el dolor de los pies, el cansancio de las piernas y el aleteo de los brazos. Y te dejas llevar y volar y llevar y volar...
Aun sin ser el pájaro más destacado de la bandada, aun sin saber volar como los mayores, te duele si te quitan el privilegio de seguir elevándote. Te rompen las alas, te quitan los sueños, te alejan del cielo. Y tú los intentas seguir aunque no puedes, dando saltitos desde la tierra, tocándola con la punta de los dedos e intentando reducir el espacio que te separa de aquellos que vuelan libres sobre ti. Pero no puedes. Esa etapa de ti terminó y se ha de intentar vivir en la realidad vendándote las alas, tapándote los ojos. No es más que la vida misma, el sino, las casualidades, quienes te hacen vivir a ras del suelo, quienes te alejan del firmamento.
Pero a pesar de ser un pájaro con las alas rotas, nadie te podrá quitar esas ganas de emprender el vuelo.
Hacer un poema
sin rima ni verso
Escribir sin guiones
Bailar sin coreografía
sin reglas, sin modelos.
Abrir las alas, caer
y levantarte de nuevo
porque no te duele
Si me prohiben bailar, les prohibiré prohibir
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