Vaciando corchos

  El otro día decidí que me voy a llevar el corcho que tengo en la pared a mi piso de Granada y hoy, como buen domingo por la tarde que es, no tengo nada que hacer y he decidido vaciarlo.
  No sabía que vaciar un corcho era tan duro.
  Al quitar las chinchetas no me he topado con simples papeles; me he topado con sonrisas y recuerdos. Una cajita para las chinchetas, que me llevaré a Granada; otra para los recuerdos, que se quedará en un rincón de mi habitación.
  Lo primero que he quitado ha sido el programa del musical 'Los Miserables' que fui a ver al Víctor Villegas en Murcia y la entrada que estaba justo al lado. No he podido evitar sonreír al recordar que lloré como una magdalena al terminar la actuación. También estaban el programa y la entrada del ballet moldavo que vino hace unos años a Torrevieja y que representó El Lago de los Cisnes, el cual fui a ver con dos amigas. La entrada de los dos conciertos de Pablo Alborán, la entrada del Museo del Greco en Toledo, la entrada de Port Aventura de la excursión de 4º de la E.S.O., entradas de cine... Entradas a momentos de mi vida.
   En mi corcho también había fotos. A mis amigos y a mí nos gusta hacer fiestas temáticas y en mi corcho colgaban fotos de la fiesta hawaiana y de la fiesta hippie. Las fotos del día que grabamos el video de griego de las Panateneas. Una foto con mi amigo Jesús. También he sido bailarina y el tutu rojo no podía faltar en el corcho. Point. Flex.
  Bailando de chincheta en chincheta mis dedos también han tocado dos dibujos que hizo mi amiga Ainara. Uno de ellos es un retrato mio. A lápiz. En el otro estamos ella y yo, pero el color está difuminado porque recuerdo que me lo dio en una de nuestras excursiones a las salinas y cayó al agua y aunque lo cogí apenas rozó la superficie acuosa no puede evitar que se mojara.
  Recuerdos.
  La regla de las Olimpiadas de Geología, las estampitas de Dinamarca que Ana me trajo hace poco de la Sirenita de Cophenague y del Museo de Historia Nacional, los papelitos de la friend box del campamento del año pasado y una pluma roja que tenía colgada desde el colegio, época en la que me dio fuertemente con Águila Roja.
  Así se ha quedado.
  Por lo menos siguen decorando la pared los posters de carteles publicitarios franceses.
Recuerdos también.
  A pesar de la nostalgia y la melancolía, no estoy tan triste. Que lo que está por venir serán nuevos recuerdos. Ya llenaré el corcho con recuerdos de Granada, con recuerdos de personas, con recuerdos de nuevas experiencias...

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